Amanda Stevens creció en Bradford, Arkansas, una pequeña aldea en las estribaciones rocosas de las montañas de Ozark, una zona cargada de folclore. Las viejas leyendas de la región, y una fascinación innata por lo extraño e inusual, le ayudaron a cultivar una imaginación muy viva.
Antes de convertirse en una escritora a tiempo completo, Amanda trabajó para el gobierno de Estados Unidos. También ha trabajado en el campo del petróleo y la energía. Siente pasión por la música alternativa de los años ochenta y es una admiradora entusiasta de la teoría de la conspiración.